Por Jannelys Malavé Rodríguez
La obra de Manuel Ramos Otero destaca como una de las voces de mayor resistencia y pertenencia en la literatura puertorriqueña del siglo XX. El erotismo en sus poemarios como Invitación al polvo (1991) se presenta como un recurso para visibilizar y afirmar la existencia y presencia de los sujetos LGBTQ+ que históricamente han sido silenciados y marginados. A través de su poesía, Ramos Otero propone el deseo y el erotismo como espacios de resistencia que transgreden la heteronormatividad, creando un legado literario que trasciende el tiempo y espacio.
Nacido en Manatí, Puerto Rico en 1948, Manuel Ramos Otero es uno de los escritores más emblemáticos de la generación literaria del 70 en Puerto Rico. Su vida y obra fueron revolucionarias ya que se encargó de traer luz sobre las experiencias de las personas homosexuales y destacó como portavoz de las vivencias de las personas pacientes de VIH. Además, elaboró a través de sus escritos la experiencia del “sexilio” en el cual una persona se ve obligada a abandonar su patria por su identidad sexual o de género. Destacó principalmente como cuentista, sin embargo, también incursionó en la poesía y la novela. Fue profesor universitario y falleció en 1990 a causa de complicaciones con la enfermedad del Sida.
La generación literaria del 70 en Puerto Rico surge en un contexto histórico en el cual la identidad puertorriqueña ya fue definida por generaciones anteriores, sin embargo, esa definición del jíbaro como emblema fijado por la Generación del 30, contrasta con el escenario político de 70. En 1968 el Partido Popular Democrático pierde las elecciones ante el Partido Nuevo Progresista, encabezado por las propuestas estadistas de Luis A. Ferré, indicando así una inclinación del pueblo ante un nuevo ideal de ciudadanía americana, creando nuevamente un punto de hibridez en la definición cultural. Para los escritores puertorriqueños, lo que somos y no somos ha sido central, definirnos como pueblo ha sido el norte de muchos literatos. En la Generación del 70 con escritores como Rosario Ferré, Magalí García Ramis, Olga Nolla, Angelamaría Dávila y Manuel Ramos Otero ocurren unas rupturas con los discursos nacionales de lo que es la identidad ya que se capturan otras experiencias fuera de la norma y de temáticas abordadas dentro del canon. Dentro de estas rupturas, Manuel Ramos Otero plasma en su obra la experiencia de ser un hombre homosexual y paciente de SIDA durante la pandemia del virus de VIH que comenzó en la década del 80.
Invitación al Polvo (1991) de Manuel Ramos Otero, se publica póstumamente un año después del fallecimiento de su autor. Es un poemario compuesto de cuarenta y tres poemas y dividido en tres partes: “De polvo enamorado”, “La víspera del polvo” y “La nada de nuestros nunca cuerpos”. La primera parte trata mayormente sobre el romance desde un marco de rememoración y duelo. La segunda parte trabaja primordialmente con el tema de la muerte, la voz lírica se asume en un estado cercano a la decadencia, y aunque no necesariamente acepta la muerte, la entiende como inminente. La tercera y última parte del poemario se compone de un solo poema, en el cual rinde oda a las mujeres y a Julia de Burgos desde su título. La brevedad de esta tercera parte sugiere un estado de incompletud, como si quedara más por escribir, a pesar de sus versos sobre la muerte, alude a cómo el ser humano es sorprendido por la muerte aun entendiéndose mortal. Por otra parte, la lírica está cargada de erotismo de forma explícita e implícita. La voz lírica funde el deseo por el otro con el deseo por la vida.
Invitación al polvo, desde el epígrafe de su primera parte, alude al exilio, no solo al territorial sino también al sentimental. Abre con el poema “1” rindiendo tributo a Lola Rodríguez de Tió con su icónica metáfora de que Puerto Rico y Cuba son de un pájaro las dos alas. Sin embargo, en Ramos Otero, Cuba y Puerto Rico no solo son metáforas de un sujeto que posee dos patrias, sino que también de dos hombres que se aman, ya que el objeto lírico de muchos de los poemas de esta obra alude a un José que define como cubano. En el caso de Ramos Otero, el exilio no es meramente opcional, sino por causas políticas, aludiendo al término del sexilio como un fenómeno en que los sujetos de identidades sexuales fuera de la norma se ven forzados a emigrar, en el contexto puertorriqueño colonial se ve de manera aún más agresiva porque aun emigrando a la metrópoli el sujeto caribeño (puertorriqueño) se encuentra en desventaja. Sobre esto, elabora Yolanda Martínez- San Miguel en su ensayo “Sexilios: hacia una nueva poética de la erótica caribeña”:
El sexilio permite establecer un vínculo entre el Caribe y su relación problemática con el nacionalismo, ya que, como se sabe, muchos países de este archipiélago no han llegado a la poscolonialidad o no han experimentado el proceso de constitución de un Estado soberano, como sí ha ocurrido en la mayoría de los países que constituyen la América Latina de la «Tierra firme». Esto sitúa al Caribe en una posición anómala en los debates sobre el nacionalismo, e incluso en los estudios más recientes configurados a través del lente de la teoría poscolonial. (17-18)

Considerando que Puerto Rico se encuentra sometido a un contexto colonial, tanto en la época contemporánea como en la de Ramos Otero, aún en el sexilio, los sujetos están oprimidos y se plasma en este poemario como el sujeto lírico, aún fuera de la línea de tiempo de muchos sucesos que narra, no se proyecta como un ente liberado del yugo del prejuicio.
A través de los poemas, se va elaborando el presagio de un amor fallido al igual que se establece un diálogo con los ideales dominantes como la religión, la heteronormatividad y el recorrido filosófico que realiza un sujeto hasta aceptar su mortalidad. El sujeto lírico se asume abandonado y moribundo sin recurrir al pesimismo fatal. En muchas maneras, varios de estos poemas se leen como declaraciones de amor ante un mundo homofóbico mientras que otros debaten la relación del sujeto lírico con la vida, con los otros, consigo mismo y sobre todo con su muerte que le acecha.
En varios de los poemas Ramos Otero también transgrede las normas no solo de la identidad sexual sino de la de género, recurriendo a una identificación con la figura de la mujer. “Niño, poeta, mujer: sin nosotros nada es negro” (14) traza una línea entre estas figuras y al identificarse como el poeta, la voz lírica entra en un juego de autoproclamar su inocencia y a la vez su condición de desventajado ante una sociedad primordialmente patriarcal. Así como la mujer lo fue en algún momento y en muchos contextos lo sigue siendo, el homosexual es oprimido por su naturaleza. En el poema “Vigilia” el sujeto lírico se identifica con la mujer:
Yo soy esa mujer que solitaria espera
cualquier invitación al polvo que venga
por correo. Soy esa musa de cafetines turbios
con mesitas redondas de tope de formica. (47)
En estos versos se alza un sujeto lírico proclamando una libertad sexual tanto para la mujer como para el homosexual mediante la vía de identificación.
El lenguaje que utiliza Ramos Otero es sublime y a la vez explícito. Hace uso del símbolo del polvo, desde el título de esta obra, con varias significaciones, el polvo es metáfora del olvido, de la muerte y por otra parte es metáfora del erotismo, aludiendo al uso popular en Puerto Rico de esta palabra como referencia al acto sexual. Plasma a lo largo de los poemas expresiones que tradicionalmente podrían considerarse explícitas o incluso vulgares y en el poema titulado “20” con versos eróticos enuncia:
No digáis que por falta de su bicho Mi verso resplandece hasta que arde El culo es llamarada por la tarde De noche, como Dios, vuelve a su nicho. (30)
A lo largo de este poema abraza el uso de su estética y acusa al lector que le rechace de cobarde. Creando un efecto lúdico y audaz en el cual establece como norma que si el lector se ofendiera por su crudeza es porque el defecto está en sí y no en el texto.
De igual manera, una temática repetitiva es el diálogo, en ocasiones satírico, con la religión. En ocasiones, pone en el mismo plano al objeto lírico, el hombre amado, con Dios, ofreciendo devoción absoluta. Este uso de Dios y simbolismos cristianos y de otras religiones intenta desmontar el discurso de odio responsabilizando a la iglesia como una de las instituciones de poder que generan y sustentan las ideologías homofóbicas y prejuiciosas. En el poema “24” erotiza a Dios para crear un efecto, que elabora en otros poemas, de reverencia.
Dios tuvo que romper tu molde, amor,
y tuvo que soplar de otras maneras,
quiso que de su leche tú bebieras
y hasta Cuba te mandó con gran temor. (34)
Así se apropia de la figura de Dios y de otros símbolos religiosos para reinterpretarlos desde un marco homosexual. A la vez, humaniza la figura de Dios, cuestiona su identidad y sexualidad y lanza un reto al lector de visualizar al ser todopoderoso siendo parte de un rito erótico.

La lírica cargada de erotismo homosexual, aunque podría resultar escandalosa, crea un efecto de realismo. En este universo literario está normalizado que dos hombres se amen y tengan encuentros sexuales y esto provee visibilidad a la comunidad LGBTQ+, particularmente a los hombres gays, como seres que están sujetos a las mismas normas y pasiones que los sujetos heterosexuales. En el poema “25” acude a la defensa de la legitimidad de su amor ante un contexto que le reprime.
Habrá quien diga, corazón, que nuestro amor
traiciona la familia, perfecto páramo de toda
sociedad futura. (...)
Habrá quien diga, corazón, que somos frívolos,
que hablamos esa lengua que nadie reconoce
y que con nuestras voces se apresura el peligro
de sentir la ternura que a nosotros arropa
y nos hace sensitivos a la verdad que invoca:
¡No hay nada, corazón, mejor que estar contigo! (35)
La ternura en la lírica atina en presentar el amor homosexual, como un amor que se erige frente a viento y marea, dos seres que se escogen sin obligación sino por amor. La crudeza en los versos a la vez sobrepasa lo cuir, para ubicarnos a todos en un mismo plano, todos nos encontramos con el amor, el sexo y la muerte.

El poemario Invitación al polvo mediante el uso de un lenguaje explícito- erótico ofrece visibilidad a las experiencias cuir. Convirtiendo así el lenguaje en una herramienta de afirmación para los sujetos LGBTQ+. De igual manera, la belleza en la estética de la lírica contrastas con la demonización de los sujetos cuir mediante el prejuicio homofóbico. El lenguaje erótico aquí, como ya lo había hecho Julia de Burgos y otras autoras antes, funciona como un medio para el fin de lograr un cambio de paradigma social. Al apropiarse del cuerpo y la sexualidad, autores como Manuel Ramos Otero visibilizan a muchos otros y otras que la sociedad intenta esconder.
Referencias
Acevedo, Valeria. Ingenios: Revista de investigación y labor creativa, Del polvo a la poesía: la poética del sida, la melancolía griega y el legado de Susan Sontag en Invitación al polvo de Manuel Ramos Otero, 5 de enero de 2024, https://www.ingeniosupr.com/vol-102/2024/5/28/del-polvo-a-la-poesa-la-potica-del-sida-la-melancola-griega-y-el-legado-de-susan-sontag-en-invitacin-al-polvo-de-manuel-ramos otero#:~:text=Invitaci%C3%B3n%20al%20polvo%20(1991)%20es,tras%20su%20fallecimiento%20en%201990
Cancel, Mario. Puerto Rico entre siglos: Historiografía y cultura, Puerto Rico en la década de 1970: la política y la economía, 31 de octubre de 2013, https://puertoricoentresiglos.wordpress.com/2013/10/31/puerto-rico-en-la-decada-de-1970-la-politica-y-la-economia/
Díaz, Felipe. Enciclopedia PR, La literatura puertorriqueña, 15 de septiembre de 2014, https://enciclopediapr.org/content/la-literatura-puertorriquena/
Martínez-San Miguel, Yolanda. “Sexilios: hacia una nueva poética de la erótica caribeña” América Latina Hoy, 58, 2011, pp. 15-30.
Ramos Otero, Manuel. Invitación al polvo. Editorial Plaza Mayor, 2013.
Sancholuz, Carolina. “Una poética de la muerte: Sobre invitación al polvo de Manuel Ramos Otero”, Revista letral, núm. 6, 2011.
Trigo, Benigno. “El destiempo de la invitación; en torno al último libro de Manuel Ramos Otero”, Revista Iberoamericana, Vol. LXXIV, Núm. 222, Enero-Marzo 2008
Sobre la autora

Jannelys Malavé Rodríguez (Carolina, Puerto Rico, 1998). Escritora y educadora puertorriqueña. Tiene un bachillerato en Artes en Educación Secundaria de la Universidad de Puerto Rico y actualmente es estudiante a nivel graduado de Literatura puertorriqueña y caribeña. Su poesía ha sido publicada en diversos medios digitales, revistas y a través de redes sociales. Autora de los poemarios “Las desventajas de pensar demasiado” (Valparaíso Ediciones, 2022) y “La insanidad de lo cotidiano” (Editorial Pulpo, 2024).