La tregua: El respiro fugaz de la monotonía en la obra de Mario Benedetti.

Por Mireylis Delgado

La tregua, de Mario Benedetti, está narrada en forma de diario íntimo, escrito en primera persona por el protagonista, Martín Santomé. A través de entradas breves, conocemos sus pensamientos y emociones a lo largo de un año crucial en su vida. La sencillez del lenguaje y el tono melancólico dan al relato un aire de cotidianidad que contrasta con la profundidad de los temas abordados. El formato epistolar permite al lector entrar en contacto directo con la mente del protagonista, creando una intimidad inmediata con sus reflexiones. Benedetti fue un escritor uruguayo reconocido por su estilo directo y profundo, esta obra es un reflejo de su habilidad para explorar temas como la soledad, el amor y la cotidianidad. Este autor nació en Paso de los Toros, Uruguay, en 1920, y falleció en Montevideo en 2009. Él es considerado una de las figuras más importantes de la literatura en español, con obras destacadas como Gracias por el fuego y Primavera con una esquina rota. Además, La tregua fue adaptada al cine en 1974, consolidándose como una de las representaciones más icónicas de su legado.

La novela narra la vida de Martín Santomé, un hombre de 49 años que está a punto de jubilarse de su trabajo burocrático en Montevideo. Su vida es monótona y solitaria, marcada por la rutina y una relación distante con sus tres hijos. Martín, a esta edad, se encuentra en una etapa de la vida marcada por el balance entre el pasado y el futuro, con un enfoque más resignado hacia la rutina. En contraste, Laura Avellaneda, con solo 24 años, representa una generación más joven, llena de vitalidad, esperanza y perspectivas frescas. Esta diversidad generacional genera un intercambio de experiencias que desafía las expectativas tradicionales de cada etapa de la vida y permite que Santomé redescubra el amor y el significado de su existencia desde una mirada más joven y optimista.

Mientras Santomé lleva años atrapado en un trabajo burocrático y una vida marcada por las limitaciones de su entorno, Avellaneda es una mujer joven que está iniciando su camino profesional. Esta diferencia refleja cómo las condiciones de vida, las aspiraciones y las realidades laborales afectan sus perspectivas. Sin embargo, estas mismas diferencias permiten un enriquecimiento mutuo, que transforma la vida de Santomé. A través de estas diversidades, Santomé experimenta una tregua en su existencia, redescubre el amor y encuentra una nueva vitalidad. Sin embargo, la historia toma un giro inesperado que pone a prueba su capacidad para enfrentar la vida y encontrar sentido en medio de la incertidumbre. La tregua es una metáfora de la breve pausa de felicidad que el protagonista experimenta en su vida monótona. Benedetti, a través de esta historia, nos invita a reflexionar sobre la fugacidad de la vida, el amor y la muerte, temas universales que afectan a todos, independientemente de nuestras diversidades.

Comparando La tregua con obras como El extranjero de Albert Camus o El proceso de Franz Kafka, se puede observar una resonancia temática en el retrato de la alienación del individuo en un mundo indiferente. Kafka, con su estilo opresivo, describe personajes atrapados en sistemas inhumanos (Kafka, 2002), mientras que Camus explora el absurdo de la existencia y la falta de sentido en la vida (Camus, 1991). Por su parte, Benedetti adopta una perspectiva más íntima y emocional, enfocándose en el desgaste cotidiano y el vacío que genera la rutina (Benedetti, 2006). Aunque los tres autores tratan la soledad como un tema central, Benedetti introduce un matiz distintivo: una tregua que, aunque breve, ilumina la existencia del protagonista, mostrándonos que incluso en el contexto de lo ordinario, la esperanza y el amor pueden transformar profundamente la vida.

En el ámbito de las influencias literarias, La tregua se sitúa dentro del realismo psicológico y muestra conexiones con la literatura existencialista de escritores como Albert Camus y Franz Kafka. La obra comparte con ellos temas como la tensión entre el individuo y la sociedad, así como reflexiones sobre el absurdo y la alienación. No obstante, Benedetti se diferencia al centrarse en lo cotidiano y abordar la soledad y el amor con una perspectiva más cálida y esperanzadora, evitando el tono profundamente pesimista que caracteriza a Kafka y a Camus.

 Uno de los aspectos más notables de La tregua es la sensibilidad con la que Benedetti trata los temas del amor y la soledad. A diferencia de otras novelas donde el amor es retratado como algo idealizado o heroico, aquí es cotidiano y real, lleno de vulnerabilidad. La relación entre Santomé y Avellaneda no es una gran pasión épica, sino un vínculo tierno y sincero, caracterizado por la sencillez. Benedetti muestra que incluso en la madurez y tras años de rutina, el ser humano sigue siendo capaz de amar profundamente.

Por otra parte, la novela captura con delicadeza la experiencia de la soledad, no solo como una condición física, sino emocional. Martín Santomé es un hombre que ha vivido años de desconexión, y su encuentro con Avellaneda le permite sentir nuevamente. Esta sensibilidad se refleja en la forma en que Benedetti explora los pensamientos más íntimos de su protagonista, logrando que el lector empatice con su dolor y su efímera felicidad.

Mario Benedetti construye una crítica a la vida burocrática y a la alienación emocional que esta provoca. Santomé, inmerso en un sistema que lo consume, representa a una gran parte de la sociedad: personas que viven sin grandes expectativas, atrapadas en la monotonía de trabajos sin propósito y relaciones vacías. La tregua que experimenta Santomé es breve y su desenlace trágico no es solo una cuestión de destino, sino un reflejo de cómo la felicidad, en la vida moderna, puede ser tan inalcanzable como momentánea. Benedetti parece sugerir que los momentos de respiro son excepciones, no la regla, y que el sistema social y laboral en el que estamos inmersos contribuye a vaciar nuestras vidas de sentido.

Si bien La tregua es una obra de gran sensibilidad, la representación de la rutina como algo completamente destructivo podría parecer excesiva para algunos lectores, especialmente aquellos que ven en la rutina diaria una fuente de seguridad y estabilidad. La crítica de Benedetti a la vida burocrática y al sistema social puede ser vista como una reflexión válida sobre la deshumanización de la sociedad moderna, pero algunos podrían argumentar que no todos los individuos que atraviesan esta rutina sienten la misma alienación, y que hay quienes encuentran sentido y satisfacción en trabajos estructurados y relaciones menos intensas.

Otro aspecto que podría generar debate es la idealización del amor como algo capaz de transformar la vida, aunque sea de manera temporal. Mientras que algunos lectores podrían encontrar esta visión alentadora, otros podrían cuestionar la representación de la relación entre Santomé y Avellaneda como un escape idealizado, ya que no explora de manera profunda los posibles conflictos o dificultades dentro de una relación que, por su naturaleza efímera, no tiene tiempo para desarrollarse completamente. Este tratamiento podría verse como una limitación en la profundidad de la crítica social y emocional que la obra podría haber abordado si la relación se hubiera extendido más allá de la «tregua» que representa.

Sin embargo, la decisión de Benedetti de no profundizar más en el contexto político o social de Uruguay durante el tiempo en que se desarrolla la historia puede ser vista como una omisión relevante. Aunque La tregua es una reflexión personal sobre la vida y la soledad, la falta de referencias explícitas al contexto histórico puede dejar a algunos lectores con la sensación de que se pierde una oportunidad para situar el sufrimiento de Santomé dentro de una perspectiva más amplia, que podría haber enriquecido el análisis.

En fin, La tregua es una obra conmovedora y profundamente humana, que explora la fragilidad de la existencia y las posibilidades de conexión emocional en medio de la rutina. Sin embargo, su tratamiento de la soledad y el amor puede ser interpretado de distintas maneras, dependiendo de las experiencias y perspectivas de cada lector. Benedetti logra, con una prosa sencilla y emotiva, adentrarse en los rincones más íntimos de su protagonista, ofreciendo una reflexión universal sobre los altibajos de la vida cotidiana.

Referencias:

Benedetti, M. (2006). La tregua. Editorial Alfaguara.

Benedetti, M. (1995). El desexilio y otras conjeturas. Editorial Sudamericana.

Rama, A. (1980). Los contextos de la novela. Revista Iberoamericana, 46(112), 223-236..

Kafka, F. (2002). La metamorfosis (J. B. Vellés, Trad.). Editorial Anagrama. (Trabajo original publicado en 1915). Camus, A. (1991).

El mito de Sísifo (M. Guerra, Trad.). Ediciones Espasa Calpe. (Trabajo original publicado en 1942).

Camus, A. (1991). El mito de Sísifo (M. Guerra, Trad.). Ediciones Espasa Calpe. (Trabajo original publicado en 1942).


Sobre la autora

Mireylis Delgado García nació en San Juan, Puerto Rico. Está próxima a graduarse de un bachillerato en Biomedicina de la Universidad Ana G. Méndez.