El olor de una calurosa mañana de verano, casi tan bueno como el café que compartía con mis primos Dos pedazos de pan y una silla tan grande como la estatua de la libertad, a la que tenía que subir todos los sábados por la mañana. Miré por la ventana y vi a Angie, Steven, Cheo, Gordo y Eny, jugando béisbol. Con un palo de árbol como bate y una pelota de tenis como pelota de béisbol. La vida se sentía diferente, se sentía mejor. Música tan alta que toda la urbanización podía escucharla. Y saludamos con los brazos abiertos a todos los que querían probar el famoso arroz con gandules de mi tía. Estos recuerdos vivirán para siempre en la memoria de mi infancia.
Sobre la autora
Kayramarie Caraballo Quirindongo tiene 24 años y está en su segundo año de estudios en Psicología en la Universidad Ana G. Méndez, Cupey-Bayamón. Nació y creció en Newark, Nueva Jersey (E. E. U. U.). Se mudó a Puerto Rico en el 2021. Viajar y comer buena comida son la clave para su felicidad.